Aceite de oliva VS Aceite de girasol
31 de Enero de 2022
El aceite de oliva y el aceite de girasol son los aceites vegetales más consumidos en España. En 2020, último año del que se tienen datos y según Statista, se consumieron 413 millones de kilos aceite de oliva (virgen extra + virgen + aceite de oliva) y 184 millones de litros de aceite de girasol en España.
Estos datos demuestran lo beneficioso que resulta para nuestra salud el consumo de estos aceites, pero ¿son los dos igual de saludables? La respuesta es que no y vamos a ver los porqués.
Propiedades de los aceites
La primera diferencia entre el aceite de oliva y el aceite de girasol es su composición. El aceite de oliva es rico en grasa monoinsaturada y, principalmente, en ácido oleico. Por su parte, el aceite de girasol es rico en ácidos grasos poliinsaturados, más concretamente, en ácido linoleico.
Como sabemos, las grasas son necesarias para que nuestro organismo funcione correctamente. Existe una clasificación para organizar las grasas según los beneficios que nos aportan. Por orden, de mayor a menor beneficio, estas grasas se clasifican en monoinsaturadas, poliinsaturadas y saturadas. Esto quiere decir que las grasas monoinsaturadas del aceite de oliva son más saludables que las poliinsaturadas del aceite de girasol, aunque estas últimas también son beneficiosas.
En cuanto al nivel de polifenoles, el aceite de oliva es el ganador. Recordemos que en el aceite de oliva existen polifenoles exclusivos, como el Tirosol e Hidroxitirosol, que le confieren un mayor efecto protector, además de evitar el estrés oxidativo de las células.
Ambos aceites son ricos en vitamina E, aunque el aceite de girasol tiene una mayor composición. Los lípidos también representan un buen porcentaje de la composición del aceite de oliva y del aceite de girasol.
Beneficios del aceite de oliva VS aceite de girasol
Según los estudios científicos alrededor del mundo, el aceite de oliva virgen extra es el aceite de origen vegetal más beneficioso para el cuerpo humano. Al ser rico en grasa monoinsaturada, tiene efectos protectores frente a las enfermedades cardiovasculares.
Además, su consumo regular ha demostrado reducir la mortalidad global y cardiovascular, la incidencia de complicaciones cardiovasculares, de la obesidad, la diabetes mellitus tipo II, del deterioro cognitivo, de Alzheimer e incluso algunos tipos de cáncer. Existen múltiples evidencias científicas de todos estos resultados.
El aceite de girasol, aunque también beneficioso, no resulta tanto como el aceite de oliva. El aceite de girasol es positivo para la presión arterial, el perfil lipídico, la coagulación o la inflamación. Esto se debe a sus propiedades lipídicas (grasas poliinsaturadas) y su alto nivel de vitamina E.
Procedimiento de extracción
El procedimiento de extracción también diferencia al aceite de oliva y al aceite de girasol.
El aceite de oliva es un producto 100% natural, elaborado de forma mecánica, a través de medios físicos. Su extracción en frío favorece que se conserven mucho mejor los compuestos que contiene el aceite resultante. Cuando la aceituna llega a la almazara, esta se bate mecánicamente dando lugar a una masa, que después se centrifuga para elaborar el aceite de oliva. Todo ello a través de procedimientos mecánicos.
El aceite de girasol, en cambio, es un producto refinado. Procede de una semilla que se extrae con el uso de disolventes orgánicos y después se refina para poder hacerlo apto al consumo humano.
Si comparamos, un producto natural siempre resultará más beneficioso que uno refinado.
Uso en la cocina
Los dos aceites encuentran su lugar en la cocina cotidiana: el aceite de oliva virgen extra se utiliza para su consumo en crudo y, el aceite de girasol, para freír. Sin embargo, ¿estamos dándole un uso adecuado a estos aceites?
Para freír alimentos, es recomendable utilizar un aceite lo más estable posible, es decir, un aceite de oliva virgen extra. Los aceites ricos en ácido oleico, como el aceite de oliva virgen extra, suponen más ventajas en la cocina.
Para comenzar, el aceite de oliva virgen extra resiste a una temperatura más elevada que el aceite de girasol. El punto de humeo mide la temperatura a partir de la cual comienza a evaporarse, perdiendo así sus propiedades iniciales y comenzando a liberar peróxidos, aldehídos y cetonas (compuestos tóxicos para las células).
El aceite de girasol, rico en ácidos grasos poliinsaturados, no es muy resistente a altas temperaturas.
A modo de conclusión, y siguiendo los consejos de PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea) y la FESNAD (Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética) el aceite de oliva virgen extra debería ser la grasa culinaria principal.